El denominado por algunos críticos “arte del compromiso”, que respondía al mundo ideológico de la década de 1960 (sobre todo en América Latina), solicitaba al artista poner su creatividad al servicio del pueblo y la revolución. El artista no sólo debía luchar contra las formas de alienación burguesas del arte y la mercantilización de la obra. Debía, además, ayudar al proceso de transformación social “representando” (hablando por y en lugar de) los intereses de clase del sujeto privilegiado de la revolución: el pueblo. Aldo Pellegrini decía que “el arte debe poner sus instrumentos al servicio de la sociedad para que el mensaje al alcance del pueblo tenga la mayor claridad revolucionaria”.

En mi opinión, este arte del compromiso erró por la tensión entre, por un lado, la subordinación militante de la obra a la retórica del compromiso social y, por otro, la autonomía del proceso creativo; entre, por un lado, la instrumentalidad del arte que defiende la toma de posición ideológica del artista y, por otro, la independencia creativa.

A diferencia del arte del compromiso, el arte contemporáneo actual no busca reflejar el cambio social (un cambio ya dinamizado por la transformación política de la sociedad) sino anticiparlo y prefiguarlo, analizarlo y comprenderlo, usando, muchas veces la transgresión estética como detonante. Pero el fundacionalismo de lo nuevo que le da al arte contemporáneo su fuerza de ruptura ya no coincide con la multiestratificación postmoderna de situaciones sociales que se entremezclan siguiendo el anudamiento reversible de sus pliegues.

Quizá llegó el momento de explorar las condiciones límite de la práctica artística en el marco totalitario de una sociedad concreta; por apostar por la creatividad como fuerza disruptora del orden; por reformular el nexo entre “arte” y “sociedad”; sin oponerse tajantemente al idealismo de lo estético como esfera desvinculada de lo social, pero reclamando responsabilidad crítica.

Existe un efecto normalizador y domesticador sobre el arte que parece diluir la importancia de la cuestión del deseo, de la insatisfacción, del riesgo, del gusto por lo no-garantizado y del conflicto. La estandarización de toda una gramática de producción artística basada en una cultura de ferias internacionales ha convertido lo crítico-experimental en una retórica academizante que reemplaza la aventura del arte por el formulismo de lo previsible.

Quizá llegó el momento de dejar que el arte contemporáneo actúe según una contextualidad y un emplazamiento, de un marco, una frontera, unas limitaciones y varios cruces de los límites. Un arte que reflexione críticamente sobre su entorno desde sus propias organizaciones de significados, desde su propia retórica de los medios; una relación con la sociedad expresiva y referencial,  donde el pueblo fuese un antecedente ya dispuesto y consignado que el artista va a tematizar a través de su obra.

Y todo esto viene a cuento del Taller Colaborativo Interdisciplinario de Vilanova, que se enmarca en la línea de Acompañamiento de proyectos del Programa de Extensión Universitaria de la Universitat Jaume I. Dicho taller tenía como punto de partida analizar el proyecto cultural previsto en la población de Vilanova de Alcolea y, para esto, se nutría de la variada y rica perspectiva que aportaban los participantes. En este sentido, uno de los aspectos clave fue la búsqueda de implicación de dos perfiles bien diferenciados entre sí pero que pretendíamos fueran permeables y proactivos: las aportaciones internas de los miembros del grupo, vecinos y vecinas y representantes del tejido asociativo de Vilanova de Alcolea y la visión externa que aportábamos una serie de profesionales en el ámbito de las artes, la gestión y comunicación cultural, participación, colaboración y asociacionismo (María Cervera – @mariazcervera , Joan Feliu – @joanfeliufranch , Voro García – @GarciaVoro , Albert López – @monfort_alb , Carlos Maiques, Teresa Marín – @lacolectivalab , Domingo Mestre – @DomingoMestre , Ángel Portolés – @angelportoles , Cristina Riera – @CristinaRiera , Carme Rodriguez – @carmemix , Enrique Salom – @EnriqueSalom , Eugeni Trilles – @escarbat79 i Margarida Troguet – @margaridaTT)

Antes, como parte importante de la construcción horizontal del Taller Colaborativo Interdisciplinario de Vilanova d’Alcolea, hicimos una serie de encuentros en twitter para contextualizar el proyecto del Festival FAVA y para definir la estructura y metodologías que utilizaremos en el TCIVilanova. Un programa cultural colaborativo, nacido y gestionado desde los vecinos, que buscará en el arte contemporáneo una respuesta a sus intereses, una implicación con sus problemáticas.

Ya sé que es difícil de entender. Es que esto es nuevo. Además, son el pueblo de Vilanova quien decide y se abre al arte contemporáneo, así que sean ellos quienes los expliquen:

Y el resultado está por llegar, pero la semilla (de haba, FAVA, claro) está ya plantada y bien regada.