LIMINALS

28 de febrero a las 22h

MARTE / CORNER GALLERY & STUDIO

Calle Cañete, 17. 28019 Madrid

La liminalidad es ambigüedad, invisibilidad estructural y carencia.

No vamos a repetir las manidas definiciones ni las referencias a Arnold Van Gennep y Victor Turner (recomendamos al lector que, si lo desea, consulte Wikipedia, y mejor en inglés que tiene una extensa entrada sobre el tema), solo diremos que el término nos define.

Nos encontranmos en la fase intermedia de un tiempo-espacio, entre la sexta y séptima edición de la Feria Marte, pero en el momento y lugar más importante para el arte contemporáneo en España, la llamada semana del arte de Madrid. Es sin duda el tiempo y el espacio adecuados para intentar descomponer la esfera del arte contemporáneo en sus elementos constitutivos, escoger artistas y obras para ser libremente recompuestos.

Se ha probado antropológicamente la existencia generalizada de un tipo de rituales que marcan socialmente el paso de un estadio a otro y que, en el sentido más restrictivo, marcan, a través de rituales específicos, los cambios que socialmente se consideran más significativos. En todos estos rituales, tanto los de iniciación como en general todos los de paso, cabe recalcar la dimensión social, ya que a través de ellos se incorpora a los individuos en los distintos estadios de la vida a través del proceso de madurez, envejecimiento, muerte o de adquisición de nuevos status o de nuevas experiencias. Nos vamos a quedar con éstas últimas, no seamos dramáticos.

Lo liminal aparece asociado, por lo tanto, a un estado de indefinición o ambigüedad identitaria que, mucho nos tememos (o mucho nos congratulamos), es una constante en el arte actual. El arte es liminoide (ya sabemos que es una palabra inventada, pero como Turner la usa, nosotros la damos por aceptada), porque son liminoides las formas artísticas complejas y experimentales en las que se critica el status quo de la sociedad. Somos liminoides, pero no para reforzar y legitimar la moral prevalente como en los rituales y mitos tribales en los que el orden establecido se subvierte con el fin de regresar, al final del proceso ritual, a la normalidad, recordando así a la comunidad cuáles son los beneficios de vivir fuera del caos, sino precísamente para todo lo contrario. El arte debe tener la capacidad de formar y transformar identidades, debe sufrir ese cambio y hacer que el espectador quede expuesto a la posibilidad de modificar su identidad. El arte es liminal en la medida en que es un experimento propicio para poner en jaque ideas, imágenes y convenciones.

El espacio liminal que proponemos es una zona de transición, confín o córner (nótese el sutil juego de palabras con el nombre del espacio -y léase con tono irónico estre entre paréntesis-) que separa espacios simbolizados. Tienen cada uno de los artistas una identidad anómala y no fija, una identidad móvil y en proceso. Una experiencia de la disconformidad entre espacio estable y en movimiento indicativa de la fruición de las artes que crean una ventaja entre el espacio actual y nuestra percepción de un espacio simbólico. Durante el evento la apreciación del espacio esta momentáneamente puesta en cuestión, para poder ser conexión entre un contexto de significado y otro. Es éste un Studio (véase el entre paréntesis anterior y aplíquese igualmente) para fermentar nuevas energías y aprovechar la creatividad para renovarse.

Estamos plenamente convencidos de que eso que denominamos liminalidad está fuertemente relacionado con esa capacidad de pensar con soltura en situaciones de incertidumbre, o dicho de otro modo, de sentirnos cómodos en lo incómodo, situación tan común entre los actores del arte. Nunca viene mal intentar liberarnos de los sesgos que nos impiden ver la realidad desde otras perspectivas.

Algo tan simple y poco ambicioso como intentar cambiar el mundo compartido requiere modificar las creencias subyacentes. Y por eso hemos seleccionado cinco artistas como éstos:

Marcelo Mendonça, artista braslieño (1972) que estudia en su obra el universo humano, de la intimidad, lo que afecta al individuo desde su exterior. Nos cuenta la historia de sí mismo, y cómo nosotros somos lo que somos con nuestras circunstancias.

Luis Miguel Rico (Toledo, 1981) estudia la problemática de la composición, conecta materiales para que lleguen a tener un sentido unitario, genera formas con un sentido espacial permitiendo que el espectador entienda los diferentes procesos de trabajo por las que pasa la creación.

Sandra Val (Tarragona, 1979) investiga claramente desde lo liminal, donde el espacio que media entre las partes propicia múltiples posibilidades que coexisten entre ficción/realidad y arte/diseño. La hibridación es un concepto clave en su trabajo que genera mecanismos de conexión y cruzamiento, donde lo múltiple se transforma en único.

Agustín Serisuelo (Betxí, 1981) desarrolla sus investigaciones generando una narración gráfica y textual que explica tanto el transcurso de la obra como su contexto interno, contraponiendo un plano sobre otro, deconstruye el espacio para luego reconstruirlo.

Lucía Moya Sáez (Castellón, 1988) estudia la composición y el control de las diferentes técnicas de estampación, trata de darles ligereza a las obras, jugar con las luces y las sombras integrándolas en el espacio. Sus obras proporcionan al espectador una experiencia más allá de lo visual.

Selección: Carlos Cartaxo / Ignacio Tomás

Texto: Joan Feliu