Los lazos que unen a las personas por medio de la comunicación han cambiado a lo largo de los años hasta desembocar en unas redes llamadas sociales. Rápidamente y en silencio se ha tejido una maraña de comunicación virtual propia de la necesidad innata de expresar. Ante este muro de lamentaciones, quejas, reindivicaciones, éxitos, peticiones… nos desnudamos ante los demás.
Una red no creada al azar por plástico dañino para el mundo marino. Al igual que miles de animales mueren atrapados en este material o por confundirlo con alimento, miles de cibernautas quedan limitados por este entorno fugaz. Contextos individuales, pequeños mundos colapsados de información que no dice nada de tanto usarla.
La obra pues, ofrece otra forma de expresión. Símbolo de cautela y reflexión. Sumergidos en un contexto ficticio y atrevido; quedamos cautivos y envueltos por una “tela de araña” creada por nosotros mismos, que nos oculta de una realidad palpable y hermosa.