Artículo publicado en Siroco Mag.

A estas alturas, para nadie es un secreto que el arte contemporáneo se distancie gravemente de su interlocutor. Los agentes culturales e instituciones museísticas intentan provocar una mayor permeabilidad en la sociedad -su público, al fin y al cabo-, un nuevo acercamiento que catalice un cambio de paradigma, una ansiada catarsis. Sin embargo, la realidad es dantesca cuando el gran público, que prácticamente busca encontrar al nuevo Goya, se topa con esculturas de materiales efímeros, fotografías experimentales o piezas conceptuales. La expectativa estética resulta aquí hondamente frustrada, de manera casi insultante para un espectador anclado en ideales aristotélicos.

El mercado del arte, notablemente ajeno al público -y muy probable a los propios artistas- se ha tornado un organismo grotesco y voraz, entregado casi en exclusiva a sobrevivir y crecer materialmente. Es por esto que iniciativas periféricas, como la Feria Marte en Castellón, alejadas de centros culturales dominantes y masas fagocitadoras, pueden constituir un motor de cambio honesto. La Feria Marte tiene un cometido doble: abrir un espacio de diálogo y encuentro entre arte -y sus artistas- y espectadores y, simultáneamente, crear un entorno de colaboración (y no tanto de competición) entre galerías.

En el artículo De La Visión A La Acción. Arte en Entornos Periféricos (2022) el investigador y comisario Juan Bautista Peiró López, reflexiona sobre arte, paisaje y periferia, a partir de tres propuestas artísticas. A pesar de que Bautista se refiera de manera literal en el texto a la periferia urbana, nos sirve de pretexto metafóricamente: al situar los proyectos artísticos en el extrarradio y no en el centro, se sobreescribe la jerarquía espacial. Estos lugares periféricos, como el que ocupa la Feria castellonense, contribuyen a disipar simbólicamente una inercia artística nacional centralizada en los grandes núcleos y enraizada en prácticas autodestructivas.

Los inicios y desarrollo de Marte cuentan con estas premisas. Tal y como dice Joan Feliú (director de la Feria, junto a Nacho Tomás):

“Marte nace en un momento en el que en la provincia de Castellón tenía una ausencia muy notable de arte contemporáneo. Históricamente, en los años 70, esta ciudad tenía un buen número de galerías y un gran movimiento cultural. Sin embargo, esto fue decayendo hasta prácticamente la desaparición de todos estos espacios, salvo unos cuantos residuales. En 2013 me encontraba trabajando con la universidad en Lima -que coincidió con la I edición de ArtLima- y surgió, junto a otros colegas, la posibilidad de hacer una feria de arte contemporáneo en Castellón. Nuestro proyecto inicial fue de tres ediciones, con distintos objetivos temáticos. A partir de una colaboración con uno de los proyectos presentados en la última esas tres ferias -Naranjas con arte- surgió la amistad con Nacho Tomás y esto nos impulsó a plantear una cuarta edición, que vino con un cambio de espacio al actual. A partir de ahí hemos ido año a año, pero siempre con unas premisas claras: seleccionar tranquilamente los proyectos que forman parte de la siguiente edición, siempre de solo project (o como en el caso de este año, de diálogo con otro artista), diversidad en las propuestas y vinculación del artista (con su presencia) a la feria y también con la propia provincia de Castellón (el 50% de proyectos de la feria son institucionales). Todo esto está enfocado en mostrar unas propuestas entendibles, alejándonos del elitismo. Además, a través de Marte hemos creado, casi fortuitamente, algo que no existía en España: un espacio de trabajo y colaboración entre galerías.“

Así, veinte fueron las galerías que se encontraron el pasado fin de semana en el Auditorio y Palacio de Congresos de Castellón, presentando, bien obra de un artista, bien diálogo entre dos, facilitando así al público la tarea de poder apreciar -y comprender- a las creaciones seleccionadas. La granadina Marina Vargas apareció como artista invitada [1]. Galerías habituales, como La Mercería (conversación entre la figuración densa de Walter Wail y la ilustración vectorial de Mentalink), Herrero de Tejada (con Natalia López de Oliva y su onirismo colorista), Shiras Galería (costumbrismo contemporáneo de la mano de Diego Vallejo – García), La Gran (la psicodelia misteriosa y carnal de Valentina Vacó), Modus Operandi (Murfin o la narrativa muralista que se inserta en el color) o Antonia Puyó (y el solo project de Maiky Maik, expresionismo fauvista palpitante, gélidamente cálido y paradigmático), convivieron con algunas de nueva aparición en Marte, como la Galería Ola (con una apuesta por el diálogo entre la introspección de Ernesto Crespo y la vibración galopante de la figuración del bestiarium de Adriá Miko), Artizar (con la sutileza constructiva de Paula Valdeón), coexistiendo con la exhibición del trabajo realizado en la residencia de CeramicRes (Co-net), colectivo BASC, Borja Docavo, Miau Fanzara o de la Fundación Inclusive-Naranjas con Arte, entre otras iniciativas y entidades.

Así, la XI Edición de la Feria Marte se recordará por su valiosa dedicación a la conciencia de una cultura contemporánea plural, con impacto en su ciudadanía local, dinamizando los contextos inmediatos y los entornos de los que se nutre. Castellón se despierta, al amparo de las sombras de espacios artísticos antaño habitados. Estos lugares de nadie tienen una gran capacidad de evocación: el silencio de su abandono contrasta con los sonidos crujientes de nuestras pisadas al adentrarnos en ellos [2]. Feria Marte: evocadora, esencial y sublime.

NOTAS AL PIE

[1] Con la que tuvimos oportunidad de conversar desde sirocomag.

[2] Palabras de Ana Donat recogidas en el artículo anteriormente citado de Juan Bautista Peiró López: De La Visión A La Acción. Arte en Entornos Periféricos (2022).

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