La artista urbana Aïda Gómez presenta «Concertina»

Aïda Gómez es artista urbana, estudió escultura en la Kunsthochschule Weißensee en Berlín y se licenció en Bellas Artes por la UCLM en Cuenca. Ha disfrutado de residencias de creación en Polonia, Portugal, Islandia y Holanda.

Sus trabajos han sido presentados en Somerset House (Londres), Tankstation (Enschede), La Situación (Cuenca), MIAU (Fanzara), Cuadrienal de Diseño y Espacio Escénico (Praga), Nit de L’Art (Mallorca), Foundation for Public Space Research TU (Varsovia), Bundeskunsthalle (Bonn), NO AD (Berlín), International Camouflaged Art (Manizales), City Leaks (Colonia), Open Walls Gallery (Berlín), New Master of Graffiti (Berlín), Fundación Arte Vivo Otero Herrera (Madrid), II Festival de Arte Emergente Extendido (Cuenca) y Lamosalab (Cuenca). Ha impartido workshops sobre intervencionismo urbano en España, Islandia, Alemania y Holanda.

align=»justify»>Es cofundadora del sello discográfico con sede en Berlín, El Susto (www.elsusto.net). Ha dirigido varios videoclips y edita fanzines y fotolibros en Mercado Negro (www.mercado-negro.es).

Vivimos sometidos a un torrente de información que apenas nos deja atención libre para reparar en las cosas que nos rodean. La rutina está diseñada para que todos nuestros sentidos se concentren en las tareas y los deberes diarios. El trabajo de Aïda Gómez plantea diferentes modos de romper con esta percepción, redefiniendo el entorno urbano de una manera lúdica. A través de juegos de palabras, pasatiempos y la sustitución de códigos sociales en el entorno que compartimos, sus intervenciones pretenden capturar y desafiar la visión de los transeúntes, convirtiéndolos en compañeros de partida en el espacio público. Aïda Gómez se vale de técnicas simples a la vez que subversivas, para crear gestos mínimos que revelan tesoros ocultos.

Obra presentada: UNHAPPY ENDINGS

«Concertina» es una palabra fascinante e inquietante, suena bonita y musical, pero representa un elemento letal para quienes intentan traspasarla. La opinión pública recuerda con horror el Muro de Berlín y, al mismo tiempo, opta por ignorar sus consecuencias, como la valla de Melilla y el muro que divide Gaza e Israel. Las fronteras y las distancias entre naciones y personas están creciendo.

Estos instrumentos instalados para dar una sensación de «seguridad» son el punto de partida de este trabajo. Mientras internalizamos su agresividad, la idea de prohibir y excluir se convierte en un lugar común.

Estas intervenciones urbanas cuestionan la efectividad de estos limitadores y lanzan la pregunta de si una «concertina»es tan solo un obstáculo más que se debe superar.

Este proyecto ha sido realizado con el apoyo de ARE Holland.